sábado, 20 de octubre de 2012

Después de 30 años encontraron a un ex combatiente de Malvinas



Un hombre esperanzado, un soldado argentino, un enemigo feroz y poderoso, un presidente sin escrúpulos, un pueblo engañado con enormes deseos de cambio y un final deplorable. Este año, que se conmemoran los 30 años de la guerra de Malvinas, la policía uruguaya encontró en la localidad de Tacuarembó, al ex combatiente Miguel Ángel Brítez, desaparecido desde 1982.

El 2 de abril de 1982 fue el desembarco argentino en las Islas Malvinas, con la intención de obtener la soberanía sobre estos archipiélagos. Ese mismo día llegó Brítez, a los 19 años. Fue integrante de la Infantería de Marina en el Batallón de Artillería de Campaña. Su función, era la de ser el cargador de la pieza Nº 3 de la batería Alfa. La unidad de la que formaba parte ocupaba un lugar complicado, la primera línea de defensa, que se mantuvo en pie hasta el repliegue definitivo.

A Brítez le cuesta expresarse. Meses atrás no podía hablar y ahora, gracias a la rehabilitación, lo hace, pero con dificultades. Cuenta pausadamente los problemas que encontró en su regreso para reubicarse en el campo laboral: “Intenté trabajar de portero, pero no me tomaron. Luego seguí la búsqueda en Chaco, Santa Fé y San Juan. Continué  hasta Uruguay, gracias a la amistad que mantuve con un camionero que me  trasladó. Allí estuvo durante los últimos 27 años.

En contraposición, Carlos Zini, presidente del centro de ex combatientes de Bella Vista, asegura que “Miguel se fue de su casa porque lo perseguían los fantasmas de la guerra,  él decidió callarse”. Por otro lado, Rocío Núñez, licenciada en Psicología y sobrina de un soldado fallecido durante la guerra de Malvinas, sostiene que aquel conflicto “generó daños irreversibles, físicos y psíquicos. Lo que produce en los soldados trastornos en el ánimo, como fastidio, ansiedad y control obsesivo y hace que la situación laboral de muchos no sea estable”.

Una vez en Uruguay, las dificultades para mantener un empleo hicieron que Brítez se desprendiera de todas sus posesiones materiales. Casi sin darse, cuenta terminó viviendo en un basural en Tacuarembó. Al soldado se le quiebra la voz cada vez que evoca esos momentos difíciles, cuando la adversidad le tocaba la puerta: “Viví en una carpa y estuve dos años sin poder caminar, fueron momentos de mucha tristeza”, recuerda.

Fue reconocido luego de estar 20 días internado en grave estado, en un hospital uruguayo, donde ingresó con una fractura de cráneo, producto de un palazo que había recibido en una pelea callejera. Los médicos que le salvaron la vida fueron quienes lograron cambiar su suerte. Porque Brítez, después de revelarles su identidad, les dijo que había estado en Malvinas.

La vuelta a la Argentina de este soldado fue en un avión sanitario de la provincia de Corrientes. Fue trasladado inmediatamente al Hospital Escuela de Corrientes capital, donde estuvo internado, acompañado por sus familiares.

El gobierno provincial le otorgó una casa por dos años, cerca del centro de rehabilitación, adonde asiste a diario. Las gestiones conjuntas del Ministerio del Interior y del Registro de las Personas de Corrientes posibilitaron que volviera a tener su documento nacional de identidad y que también recibiera la pensión correspondiente por parte del Anses.

A 30 años de desembarcar en Malvinas volvió por segunda vez al país y ahora ve la vida con otros ojos: “Estoy feliz de estar con mi familia y de ir al médico. Mi proyecto es recuperarme por completo. Antes no podía ni hablar, ni caminar y ahora poco a poco voy mejorando.

Este texto lo subi a la página diariopublicable.com.

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