Los que se oponen a la
despenalización del aborto justifican su postura argumentando diversas
cuestiones, entre ellas que existe la posibilidad de que muchas mujeres sufran
traumas cuando realicen esta práctica. Cuando una nena de once años es violada
por su propio tío y es obligada a tener ese hijo, ¿este acto no genera ningún
trauma? Obligar a las mujeres a recurrir a la clandestinidad, a tener que
pagar, a no recibir asesoramiento ni ayuda terapéutica alguna, enfermarse o
morir, ¿esto no genera traumas?
Algunos hablan de una ley que
puede generar daños psicológicos de por vida para a las mujeres, cuando no
entienden que son esas mismas mujeres las que suelen estar en una situación psicológica
más grave, con un alto grado de vulnerabilidad, a veces son adolescentes o
niñas abusadas y víctimas de violencia. Es importante entender que ninguna
mujer se embaraza para abortar.
Si se leyera mejor el proyecto,
se vería claramente que la legalización del aborto no promueve su práctica, que
junto con la aplicación de políticas de salud y de educación sexual es posible
disminuir embarazos no deseados y que no sucedan más muertes. Es un proyecto
para las mujeres que abortan sin mínimas condiciones de higiene y sin
asistencia psicológica. Porque antes de sufrir un trauma, está en riesgo su
propia vida.
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