miércoles, 5 de diciembre de 2012

Un hombre del arte




Javier Daulte, 49 años, director teatral.

Un hombre del arte


Nació en Olivos y desde hace cerca de cinco años vive el barrio porteño de almagro. Javier Daulte es guionista del programa de televisión “Tiempos compulsivos” y dramaturgo. En su extensa trayectoria como teatrista dirigió Bésame Mucho, 4D Óptico, ¿Estás ahí? entre muchas otras. Ha recibido más de ochenta distinciones tanto en el ámbito nacional como fuera del país. Es fanático de la historia y aficionado de la escritura. Actualmente, dirige la obra Macbeth en el teatro San Martín. La tragedia escrita por William Shakespeare en 1606 hace foco en temas tales como la tentación, el deseo del poder, la lealtad y la traición.

Me sorprendió cuando vi Macbeth que la ropa de los actores no era de la época y en vez de espadas, como en la versión original, usan pistolas. ¿Por qué decidiste cambiar eso?
Sí, hay un trabajo visual contemporáneo. Es una licencia que me permití para modernizar algunos aspectos. Por ejemplo, hay música electrónica y tubos en vez de ramas. Mis años de experiencia en el teatro me dieron la posibilidad de hacer estos pequeños cambios
Pero con respecto al texto, casi no hiciste modificaciones...
Claro. Siempre digo que lo que espero es que la gente vea a  Shakespeare lo más puro posible cuando vea la obra. Él es mi referente en la dramaturgia y un experto en el teatro. Hice algunos cambios, como el personaje del portero que interpreta Martín Pugliesse quien hace una especie de stand up dentro de un drama.


En muchas obras trágicas escritas por Shakespeare aparecen escenas de humor como este portero o el sepulturero en la pieza teatral Hamlet.
William utiliza el humor para romper con el dramatismo y aliviar algunos momentos de tensión. En la versión original, el portero hace como un monologo de chistes. Pero como Macbeth es una obra veloz porque el protagonista actúa, y luego piensa, me pareció perfecto hacer una escena con el dinamismo que brinda el stand up.
Otra cosa que me asombró fue que hay muy buenos y reconocidos actores que aparecen en pocas escenas. Como Julieta Vallina y Marcelo Pozzi. ¿Cómo fue esa elección?
Era necesario tener veintidós excelentes actores dada la importancia de la obra. El personaje de Lady Macbeth, es muy acotado pero es uno de los más importantes en la historia. Tanto Julieta que hace de Hécate y Lady Macduff,  y Marcelo que representa a Seyton tiene pocas apariciones pero se pueden lucir perfectamente. Es una pieza teatral con muchos personajes menores pero que exige un gran trabajo actoral. 


 En una entrevista afirmaste que el teatro tiene que ser inservible, ¿a qué te referís?
Porque es la única manera de garantizar la libertad creativa. Si el teatro sirviera auténticamente para algo, estaríamos en problemas. El arte tiene que preservar su independencia. Antes el teatro era utilizado por la iglesia para hacer propaganda religiosa. Para mi no tiene que servir ni ser útil para nada. Tiene que ser una fuente
de goce y placer.
Cuando trabajaste como guionista en “Tiempos compulsivos” afirmaste que para escribir te enfocaste en trastornos de patologías más severas. Y no sobre problemas psicológicos comunes. ¿Por qué decidiste abordar este aspecto?
Lo que hice fue tratar de captar el tratamiento patológico en el consultorio. Es como una sala de emergencias psiquiátrica. A los argentinos nos cuesta pedir ayuda y lo hacemos como podemos y cuando se puede. Quise diferenciarme de otros programas tomando la psicosis o temas más agudos.
Ganaste muchos premios por tu labor como director teatral como el Konex platino, el Fondo Nacional de las Artes, el ACE (en seis oportunidades), el Clarín,  Trinidad Guevara y Butaca de España. Y más de ochenta distinciones. ¿Dónde guardas todos los premios?
(Se ríe) Están por ahí, en mi casa. Para mi es increíble ganarlos. No trabajo para eso, pero es gratificante. Es un símbolo que puede tener muchas lecturas. Y lo tomo más para el lado de un reconocimiento al trabajo y  un estimulo. 

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